
Reflexión del mes: Seguir o no seguir
Esta frase recuerda a otra mítica de la literatura universal a cargo de Shakespeare. En boca del príncipe Hamlet oímos el famoso “ser o no ser”, sin olvidar el corolario, “esa es la cuestión”. Del resto de la frase no nos acordamos ninguno porque es un galimatías de cuidado, pero os recomiendo que la leáis en google porque tiene su miga. En este caso, más modestamente, por “seguir o no seguir” me refiero a en pareja, claro está. Tampoco estoy incitando al recordar a Hamlet, que haya que plantearse esta pregunta con la calavera de nadie en la mano, que conste, (aunque a veces no nos parezca tan mala idea).
Nos cuesta separarnos, nos cuesta mucho separarnos, nos cuesta muchísimo separarnos. A veces lo vemos como un fracaso personal, a veces los hijos, la hipoteca también aprieta mucho a las parejas en más de un sentido (yo la llamaba la hijoputeca), la familia, las dos familias, buscar piso(s), trabajos, amistades… . Hay miles de buenas razones para no separarse y solo una hace falta para hacerlo, el querer ser feliz. No soy de los que creo en buenas o malas decisiones, pero sí soy un ferviente convencido en aprovechar el aprendizaje de las decisiones que tomamos. No hay ni buena ni mala elección si no aprendes lo que esa elección, esa lección, te enseña. Si no lo aprendes ninguna decisión es buena ni sirve para nada, solo para tener que repetir la misma elección más adelante en peores circunstancias. Me gusta decir que lo que más habla de ti es la pareja que esté a tu lado. Tus padres, hijos, hermanos… no cambiarán nunca, lo único que evoluciona y puede cambiar contigo es la pareja con la que “eliges” compartir tu vida. Parte de la visión de Canvi respecto al cáncer o a cualquier otra enfermedad habla de utilizar la enfermedad como trampolín para hacer un cambio de conciencia personal y vital. Podríamos decir que lo que no has hecho por las buenas la vida te obliga a hacer por las malas. Muchas de las personas que pasan por Canvi han hecho ese paso, la cuestión es, ¿sus parejas han hecho ese cambio de conciencia también?, ¿te acompaña tu pareja en la cuestión de evolución personal ?, ¿seguís compartiendo la misma visión, o similar, de lo que es la vida?. Una forma en que me gusta expresarlo en terapia es el símil estudiantil, si tú vas pasando de curso en curso y tu pareja se queda en el que os conocisteis, al cabo de unos pocos años, ¿qué vais a tener en común?.
Al conocernos por primera vez, nuestra pareja es el espejo perfecto que necesitamos para ver fuera algo de nosotros que no podemos ver en nuestro interior. Una vez hecho consciente el conflicto y solucionado, si nuestra pareja no nos acompaña con su propio crecimiento, nos encontraremos con nuevos retos que alcanzar sin el espejo adecuado para alcanzarlos. Es como si jugando al frontón avanzáramos hacia la derecha hasta que se acaba el muro y todas nuestras pelotas se pierden en la hierba. Todo esto que digo con sensatez, no vamos a estar cambiando de pareja cada dos por tres con la excusa de que obstaculiza nuestra evolución. “Pepe, te dejo porque no me ayudas a encender la llama violeta y te quedas en el sofá a ver el Barça”, casi siempre una persona sensata de buen corazón es una buena elección, aunque se eche una risita siempre que hables del tercer ojo. Hay que revisar programas personales, transgeneracional…, para ver qué nos ata a esa pareja porque cualquiera ve que juntos no pegamos ni con cola. Si solucionamos podemos cerrar el círculo con limpieza y sin tener que repetir conflicto, si nos separamos en falso habrá que repetir. Una buena forma de ver la situación es preguntarte si dentro de cinco años quieres seguir estando con esa persona, si tu corazón te dice que no ya estás perdiendo el tiempo, tu tiempo, y el de tu pareja. Repito, lo que más habla de ti es tu pareja, o bien tus amistades, o tu trabajo…. En definitiva, qué aceptas y permites que esté en tu vida habla más de ti que cualquier “milonga “que cuentes sobre ti mism@.
Cándido Granada Álvarez
Leave a Reply